Lo que opacó nuestra victoria en la Cumbre


El pasado viernes, los venezolanos la pasamos muy mal cuando fue anunciado, de forma sorpresiva e inesperada, un cambio en la forma como se manejaría el cupo de viajeros y electrónico en nuestro país. Un cambio absolutamente inesperado, que nos agarró a todos por sorpresa. Líos, discusiones, peleas, insultos y diatribas se apoderaron de las redes sociales y del mundo real. Miles de personas se sintieron  afectadas porque consideraban que se les estaba eliminando un derecho, bien sea por el recorte del cupo para viajeros, o por la fragmentación del cupo electrónico.

Mediáticamente hablando, esta situación opacó la contundente victoria que se produjo en la Cumbre de las Américas en Panamá, en la que 33 países le exigieron a Barack Obama derogar un decreto que nos calificaba como amenaza inusual. De hecho,  más de una docena de jefes de Estado increparon directamente al Imperio más poderoso que ha existido para que derogara el decreto. Un hecho histórico, pero en las calles y en la redes virtuales de Venezuela, lamentablemente, la discusión era otra.

Si el Presidente Maduro se sintió mal porque una muchacha de 25 años lo increpó el pasado martes y le dijo que estaba muy molesta con él por eliminar el cupo electrónico, imagine lo que sentimos muchos chavistas cuando decenas de personas, incluyendo familiares y personas cercanas, comenzaron a insultarnos de la misma manera, culpándonos por una medida de la cual, al menos hasta este martes, se nos había dado muy poca información sobre las razones por las cuales se había tomado.

Por supuesto que uno conocía las razones principales: El principal ingreso del país es el petróleo, y al verse éste afectado de forma tan brutal (el precio cayó de 100 dólares por barril a menos de 40 dólares por barril en unos cuantos meses), es lógico que haya que tomar medidas urgentes.

Bajo circunstancias similares, países del mal llamado "Primer Mundo" han tenido que despedir a miles de empleados públicos (como lo han hecho Grecia y España durante sus respectivas crisis), o les han recortado sus salarios sin derecho a pataleos, o les han eliminado beneficios laborales. En otros casos, diferentes países iniciaron procesos masivos de privatizaciones de empresas públicas, hospitales, escuelas y universidades. Y también han recortado pensiones y jubilaciones.

En cambio, las medidas que se tomaron en Venezuela fueron las de recortar los cupos de viajero a dólar preferencial que se otorgaban a un sector de la clase media-alta venezolana para sus viajes al exterior, y las de restringir el uso de los cupos electrónicos a dólar preferencial, usados para hacer compras por Internet. Medidas que están siendo derogadas, al menos en parte, para el momento de escribir este texto. Comparado con lo que ocurre en otros países, esas medidas son una tontería.

Es decir: si yo viviera en un país europeo que estuviese pasando esta situación, no estaría preocupado por mi cupo electrónico. Estaría preocupado por mi empleo y el de mis amigos, familiares y colegas, estaríamos preocupados por si nos mantienen el seguro médico o no, e incluso estaríamos preguntándonos si nuestro lugar de trabajo sería cerrado o privatizado. Estaría preocupado por la pensión de mi viejita, estaría preocupado por cosas muchísimo más graves que el cupo electrónico.

Y ello lo digo como profesional de la informática, como persona que depende de su cupo electrónico para comprar piezas, repuestos, libros y materiales de trabajo. No lo uso para el fashion o farandulerías, lo uso de hecho para mi trabajo dentro de este proceso revolucionario.

Sin embargo, el asunto nos desmoralizó a muchos, porque percibimos que nadie estaba dando la cara. El Presidente se había ido a Panamá, a dar allí una batalla formidable. Pero justo el día que se marchó, se nos informa de las medidas en un lenguaje leguleyo a través de la Gaceta Oficial, sin que nadie nos diera la cara ni aclarara las dudas (el ministro Rodolfo Marco Torres apareció unas horas después y emitió algunos tuits). Y, además, afectando a aquellas personas que en ese momento estaban de viaje en el exterior y, de pronto, veían que su tarjeta de crédito o su cupo electrónico ya no pasaban. Muchos ni siquiera creíamos las medidas, o pensamos que era un error o una manipulación. Fue una forma pésima de hacer un anuncio, de parte de un gobierno que sigue los pasos de aquel hombre que, aquel 4 de Febrero de 1992, dio la cara ante millones de venezolanos y asumió la responsabilidad por sus acciones.

Cuatro días después, Maduro habló de una forma muy convincente y pedagógica, explicando las razones de la decisión: Lo hizo bastante bien (vean el video). Y, de hecho, dio a conocer una razón que todos desconocíamos: un banco privado encabezó una mafia de miles de "raspacupos" a quienes se les entregaba los dólares para viajero sin viajar, razón por la cual ahora sería obligatorio usar los cupos únicamente a través de la banca pública.

Lo único que le suplicaría es que, la próxima vez que toque tomar una decisión tan controversial, tan dolorosa (todo recorte o eliminación de beneficios es algo doloroso, así parezca una tontería), en un país donde decenas de medios de comunicación y agentes extranjeros están cazando cualquier error para manipular y pervertir la noticia, lo único que le pido es que, nuevamente: él esté al frente.

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